Monday 25 July 2011

Nabokov

Ayer, después de mucho tiempo, decidí no conducir hasta tu casa. Me levanté tarde, como el día sábado siempre amerita, me senté en el sillón tres cuerpos color beige y me puse a observar como mi biblioteca se va llenando de libros que jamás leí. Que compro y no leo, porque paso mis horas trabajando duro en el oficio de ser el conductor que observa tu vida y la pinta, como pintor de naturalezas muertas, como una imagen estática que, colgada en la pared de algún vetusto museo de poca monta, nadie se atreve a tocar.
Y por otro lado, apilados cerca de la mesa del televisor, robándole la forma a una escalera caracol que alguna vez vi en un departamento que alquilé cerca de la costa, se encuentran aquellos libros que leí, y no sólo eso, sino que releí. Una vez me enseñó el gran Maestro Vladimir Nabokov, que uno no puede leer un libro, sino que sólo puede releerlo.
No voy a mentirte, la mayoría de ellos están subrayados con una lapicera tinta color negro. Todos tienen pasajes, oraciones, párrafos que me recuerdan de alguna manera u otra a vos.
La primera vez que leí a Nabokov, quedé exhausto, casi derribado por la narrativa más maravillosa que (años después descubriría) podría uno encontrar. Compré Mashenka en un mercado de libros usados en la capital hace varios años y a partir de ahí, nació una extraña relación amor-obsesión con su autor. Ese, claramente, es un libro que repasa la historia de tu vida desde el principio hasta el fin. He marcado tantas partes, que casi debería copiar el texto entero para poder citarte cómo alguien, muchos años antes de que nacieras, en Berlín conjugó verbos, añadió adjetivos, tonalizó frases que se volverían reales a penas salieras al mundo a vivir.
Está también un tomo eterno con todos los relatos completos del Maestro traducidos al español que compré un día mientras te espiaba tras las góndolas de la librería que queda lejos de tu casa. Para él, confeccioné con mis propias manos un señalador en el que escribí una frase que habla de la soledad. Claro, sí, una frase robada a Vladimir.  En la página 69, comienza la historia “Dioses”, y en la página 71 marqué exactamente esto, decime… ¿te trae algún recuerdo? : “Te estás riendo. Cuando ríes, quiero que todo el mundo se transforme para que te refleje como un espejo. Pero tus ojos se apagan al instante. Dices, apasionada, temerosamente: ‘ ¿Te gustaría ir… allí? ¿No te importa? Se está bien allí, todo está en flor…’.
¿Sabés que siento de a ratos? Que si él te hubiera conocido, no hubiese dudado un instante en hacerte protagonista de su mejor novela. 

3 comments:

  1. Muy bonito. Y ahora tendré que leerme esa novela que mencionas, claro, porque si despierta la mitad de las cosas que cuentas hay que leerla.

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  2. hola driver;
    te confieso que he pasado un buen rato leyendo y releyendo tu post, y finalmente no consigo decidir si te hablas a tí mismo, en tercera persona, o a alguien que está en algún lugar ahí fuera. En todo caso, supongo que sentimientos y libros y recuerdos y amor son el alimento de nuestras noches..

    besos,

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  3. Hola Maslama...
    The Driver es basicamente, alguien que desde un auto, mira la vida de otra persona, de M y le habla directamente a ella, o a quien M ama, dependiento del post. Él simplemente mira. Cada post ( incluyendo mi capitulo de los relatos enlazados)es un relato de lo que ve desde su auto. Y en varios posts va dando pistas de qué es lo que lo une con M. Yo sé que suena complicado, pero no lo es en realidad.
    Un gran beso

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