Sunday 31 July 2011

Nostalgia

A veces pienso que siento amor por lo que fuiste. No por lo que sos.
Nostalgia.

Monday 25 July 2011

Nabokov

Ayer, después de mucho tiempo, decidí no conducir hasta tu casa. Me levanté tarde, como el día sábado siempre amerita, me senté en el sillón tres cuerpos color beige y me puse a observar como mi biblioteca se va llenando de libros que jamás leí. Que compro y no leo, porque paso mis horas trabajando duro en el oficio de ser el conductor que observa tu vida y la pinta, como pintor de naturalezas muertas, como una imagen estática que, colgada en la pared de algún vetusto museo de poca monta, nadie se atreve a tocar.
Y por otro lado, apilados cerca de la mesa del televisor, robándole la forma a una escalera caracol que alguna vez vi en un departamento que alquilé cerca de la costa, se encuentran aquellos libros que leí, y no sólo eso, sino que releí. Una vez me enseñó el gran Maestro Vladimir Nabokov, que uno no puede leer un libro, sino que sólo puede releerlo.
No voy a mentirte, la mayoría de ellos están subrayados con una lapicera tinta color negro. Todos tienen pasajes, oraciones, párrafos que me recuerdan de alguna manera u otra a vos.
La primera vez que leí a Nabokov, quedé exhausto, casi derribado por la narrativa más maravillosa que (años después descubriría) podría uno encontrar. Compré Mashenka en un mercado de libros usados en la capital hace varios años y a partir de ahí, nació una extraña relación amor-obsesión con su autor. Ese, claramente, es un libro que repasa la historia de tu vida desde el principio hasta el fin. He marcado tantas partes, que casi debería copiar el texto entero para poder citarte cómo alguien, muchos años antes de que nacieras, en Berlín conjugó verbos, añadió adjetivos, tonalizó frases que se volverían reales a penas salieras al mundo a vivir.
Está también un tomo eterno con todos los relatos completos del Maestro traducidos al español que compré un día mientras te espiaba tras las góndolas de la librería que queda lejos de tu casa. Para él, confeccioné con mis propias manos un señalador en el que escribí una frase que habla de la soledad. Claro, sí, una frase robada a Vladimir.  En la página 69, comienza la historia “Dioses”, y en la página 71 marqué exactamente esto, decime… ¿te trae algún recuerdo? : “Te estás riendo. Cuando ríes, quiero que todo el mundo se transforme para que te refleje como un espejo. Pero tus ojos se apagan al instante. Dices, apasionada, temerosamente: ‘ ¿Te gustaría ir… allí? ¿No te importa? Se está bien allí, todo está en flor…’.
¿Sabés que siento de a ratos? Que si él te hubiera conocido, no hubiese dudado un instante en hacerte protagonista de su mejor novela. 

Wednesday 6 July 2011

De a ratos...

De a ratos sueño con que lo que vivo es real.
Después pasan las horas y me doy cuenta que no es más que mi imaginación que se ha corporizado. Y sonrío casi imperceptiblemente.
Conduzco hasta tu casa y te veo allí sentada, como si no hiciera frío o si no hiciera calor, el pelo inmóvil, los ojos vacíos.
Y me pregunto si serás real, o sólo producto de mi mente que te busca hace tiempo y quizás te haya encontrado, protagonista de la historia de otro, protagonista tácita de mi vida, protagonista ignorante de la tuya.
Me dedicaré a contemplarte hasta que el sol caiga y entres en el mundo de un extraño y a mi no me quede más remedio que encender el auto, encender la calefacción y comenzar a rezar para que mi noche sea más corta que lo habitual.