Tuesday 3 May 2011

El bastón

Era claro ver lo que pasaba, la estaban desmembrando. Le estaban arrancando sus brazos, las piernas, de cuajo, con dolor. Una increíble mancha de sangre crecía por debajo de su tronco y de sus ojos brotó una lágrima. Estaba padeciendo la inevitabilidad de sus decisiones y aún cuando un grito ensordecedor hizo temblar los cuatro muros que la acunaban, no pudo sentirse culpable.
Se paró como pudo y recordó que el ser humano no es más que un animal de costumbre. Comprendió que tarde o temprano podría acomodar su vida hasta lograr normalizar su situación. Le faltaban los brazos, es verdad, pero ya encontraría algo que le sirviera de miembro prensil, o quizás se dejaría prensar por brazos ajenos. La vida no parecía tan mala. Claro está que habría que acostumbrarse al insoslayable zumbido de la conciencia.
Le faltaban las piernas. Le habían arrancado también el corazón. Y un pulmón. Y una oreja.
Y frente al rugir de las estrepitosas paredes que se iban derrumbando a medida que ella, digamos, caminaba, se encontró falta de rodillas y se dejó caer.
Quizás el dolor más enceguecedor provino de la cruel comprensión de la falta más inexplicable de todas. Su bastón. Y desde los confines más remotos de las entrañas que le colgaban por doquier y a medida que intentaba avanzar hacia un porvenir que no era más que la mismísima nada, un alarido desesperado la despertó de un sueño profundo al que se había entregado la noche anterior.
Pero no había sido un sueño. Efectivamente, le faltaba su bastón. 

4 comments:

  1. Desgarrador en las formas el relato, aún así no me deja mal sabor de boca, es amargo pero profundo,
    un saludo :-)

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  2. Gracias Jlin!
    Cómo anda Cora?

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  3. El bastón, el sustento... puede ser alguien o uno mismo pero si falta donde apoyarse, al final todo deja de tener sentido. Me ha gustado, es triste pero a la vez conmovedor

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  4. Concuerdo con Jlin, desgarrador pero profundo. Estoy susceptible a estos temas en estos dias. El bastón puede ser cualquier cosa, pero debe de ser algo, no puede faltar. Te diré que cuando peor me siento es cuando no se darme cuente de cual es mi baston, porque uno tengo sino me derrumbo.

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